miércoles, 29 de mayo de 2013

ESCUCHANDO A JUDITH REYES


(Homenaje a las mujeres rebeldes de todos los tiempos)

Judith Reyes
Una letrita que apenas si entendíamos al escucharla en cintas regrabadas decenas de veces: “Uno y uno suman dos, dos y uno suman tres, gorilita, gorilón, que feo te ves... Instituto Politécnico Nacional”.
Ahora, sin embargo, tengo entre mis manos varios CDs de Judith Reyes, algún libro escrito por ella y algún otro escrito sobre ella. Mujer-huracán que todo lo saca de cuajo, recorriendo caminos intransitables, creando comités de apoyo al pueblo campesino, a los maestros o a los estudiantes mexicanos. Guitarra en mano, contando la historia de su pueblo.
Cuántas mujeres no me habré encontrado en los últimos tiempos. Mujeres que lo fueron. No muñecas de algodón que se muestran para ser lamidas por lenguas lascivas de papel moneda. Mujeres hasta el último momento, destruidas con saña por todos los poderes y con esa delicadeza que espanta hasta en la distancia.
La más íntima de todas, Tina Modotti[1] , nuestra “María” olvidada. La pienso saliendo con la población civil de Málaga que era bombardeada en su huida hacia Almería. Pasó en mi tierra y nadie lo recuerda.
Tina Modotti en el balcón (Foto Edward Weston)
Corazón roto, rostro ajado, pelo encanecido rodeado de luto negro, como mujer mediterránea. Cuarenta y seis años que se muestran en una fotografía con todo el dolor del mundo sobre sus hombros.
Los ojos de “María” espantan y su mirada me obliga a bajar la vista. Entonces comienzo a sentir “odio de género”, qué cosas. Odio a todos los que tuvieron  el privilegio de hacerle la crueldad de su última historia más negra si cabe. Y entonces prefiero recordarla como se mostraba en aquella foto que Weston le hiciera en la terraza de su casa, en México DF, mostrando su magistral cuerpo y ese gran pubis negro y rizado, también mediterráneo.
"Campesinos" (Foto Tina Modotti)

Judith sigue con sus corridos. En este momento denuncia la “Alianza para el Progreso” y la imagino como miembro de la Real Academia de la Historia de México. Como ella misma explica: el corrido escribió la historia de México que era ocultada y manipulada, llevándola de aldea en aldea, de pueblito en pueblito, contando con gran rigor todos los acontecimientos, describiendo personajes con la cámara cinematográfica de sus palabras.
Desnudo (Foto Edward Weston)

Me pregunto si María y Judith llegarían a conocerse. No recuerdo haber leído nada al respecto. Tampoco se de algún corrido que cuente la historia de María. La vida oculta tantas cosas y nuestra existencia es tan insignificante...
¿Y qué decir de Manuelita Sáenz? Hija “ilegítima” de soltera mantuana con casado de semejante estirpe. Experta en saltar tapias de conventos, hasta que encontró en Bolívar la expresión de sus sentimientos patrióticos y ansias de mujer. Escandalosa, valiente, ordinaria, refinada, “Sol del Perú” por méritos propios... Su destierro y  muerte en el inmundo puerto de Paita, inválida y ganándose la vida fabricando dulces para marineros, esperando a Garibaldi y Simón Rodríguez... todos sus recuerdos quemados en la hoguera y su cuerpo envuelto en cal, en cualquier epidemia.
Siempre estuve “convencida” de que iría al infierno y para ello intenté acumular méritos, no fuera que la competencia por entrar en tan calientico lugar me dejara en la calle. Pensaba que, seguro, en el infierno me encontraría con todas ellas. Con María, con Judith, con Lina Odena[2], con la pecadora Frida, con Manuelita y con tantas otras.
Y ahora el Papa va y se descuelga con el asunto de que el “infierno” no existe. Debe formar parte de la presión del pensamiento único: todos uniformados para el cielo.
¡Ay, no!, no le vamos a conceder ese gusto, señor don Papa. La timba del infierno ya la tenemos preparada, le guste o no, señor. Tina caminará desnuda con su cámara haciéndole fotografías descaradas a Mella, mientras Frida dibuja a Rivera con unos inmensos cuernos y Judith con su guitarra denuncia todos los hechos que ocurren entre los “puros-machos” del lugar y Manuelita con su brocha y su letra escolástica escribe en las calderas consignas soeces contra Arias[3], el renegado-venezolano..., mientras Lina Odena demuestra su magnífica competencia militar organizando un ejército para tomar, también, el cielo.
Yo, como siempre, estaré en un rinconcito, fastidiada con este collarín que acabará quitándome incruentamente las arrugas del cuello y escribiendo, de a ratos, mis cortos interminables.

Fecha del original: febrero del 2001
Firmado:  La jirafa-roja




[1] Famosa fotógrafa italiana (Undine, 1896). Llegó junto a su familia a los EE.UU. como migrantes económicos. Fue actriz del cine mudo. Viajó a México, con el fotógrafo norteamericano, Edward Weston, en 1922. Allí se relacionó con la vanguardia política y cultural de la época. Siendo compañera y discípula de Weston, se convirtió en una de las más grandes fotógrafas del mundo. También se hicieron muy famosos todas las fotografías que Edward Weston hizo de ella. En México conoció al dirigente cubano, Julio Antonio Mella, convirtiéndose en su compañera. Acusada de la muerte de Mella, sin base alguna, el acoso y la persecución contra Tina se agudizaron. Fue expulsada de México en  1930, iniciando un terrible exilio, ya que era buscada por los gobiernos fascistas europeos. Su compromiso político la llevó a participar en la Guerra de España como militante del Socorro Rojo Internacional; utilizando documentación falsa, su nombre fue María. Acompañó a la población civil en su huida de Málaga hacia Almería. Miles de personas, principalmente ancianos y ancianas, y mujeres con niñas y niños, fueron atacadas por tierra, mar y aire, por las tropas fascistas. Regresó a México sin documentación; los trámites para legalizar su estancia en el país, favorecidos por el Presidente Lázaro Cárdenas quien anuló la orden de expulsión que sobre ella recaía, llegaron tarde pues Tina moriría de un ataque cardíaco en 1942.
[2] Militante comunista catalana que participó en la Guerra de España, en un destacamento militar del legítimo gobierno de la II República Española. Cerca del Pantano de Cubilla, en Granada, fue sorprendida por una escuadra de falangistas. Antes de entregarse decidió quitarse la vida.
[3] Se trata de Arias Cárdenas, compañero del Presidente Hugo Chávez, quien en la fecha en que se escribe este corto, había roto sus relaciones con el Movimiento V República y estaba haciendo campaña para presentarse a las elecciones presidenciales frente a Chávez. 

miércoles, 15 de mayo de 2013

ARRANCÁNDOLE BESOS A LA HISTORIA


(Crónica de mi 4º viaje a la tierra liberada de Bolívar)
El título corresponde a un poemario escrito en la ciudad de Caracas, acontecido en 2003; algunos poemas ya han sido publicados en el blogs. El que pongo, ahora, a disposición de mis lectores y lectoras, fue escrito cuando ya había regresado a la ciudad del desamparo. Intenta resumir el impacto de todo lo vivido durante aquellos días pasados en la capital de la República Bolivariana de Venezuela.



ESCRIBIRLO SENCILLO, A PALO SECO
(A mis compatriotas venezolanos)

                        Si yo pudiera escribir "amor" sin que me temblara el pulso. Escribirlo sencillo, a palo seco, sin metáforas ni hipérboles hipócritas. Sin necesidad de retórica histórica o lingüística, sin miedo ni metafísica. Escribirlo sencillo, a palo seco, como cuando uno escribe su propio nombre o el nombre de su padre.
                        Sería un alivio. Sería una auténtica epopeya describir  las cosas por su nombre, sin distancias, sin fronteras.
                        Por no huirlo más lo acuno en la garganta y rebelde en ella anida y crece y me invade como una enredadera.
                        Está así presente en todos los sentidos, inconmensurable, indivisible, inabarcable, expansivo.
                        Mis ojos no pueden mirar sin sus colores.
                        Mis oídos no pueden escuchar sin su cadencia.
                        Mis labios no pueden degustar sin sus sabores.
                        Mi nariz no puede oler sin sus esencias.
                        Mi piel no puede ser ajena a sus dolores.
                       
                        Debería aprender a gritarlo, pregonera, perderle el miedo y someterlo con la espada certera de los besos.
                        Es peor mantenerlo clandestino mientras urde cómo derrotarme sin remedio. En cada esquina de la vida arroja sus volantes, sus panfletos, defiende su estrategia y consigue aliados que rompen el silencio.
                        Cuando lloro se ríe divertido mientras teje la madeja de los sueños; yo lo miro interrogante y sus respuestas son caricias que me envuelven con un velo.
                        Este amor "expósito" reclama ser nombrado por su nombre, a grito limpio, a palo seco.

                        En la ciudad del desamparo, a  7 de agosto de 2003.