lunes, 8 de diciembre de 2014

PUTA NAVIDAD


(En relación a la de 2014)

            Odio la navidad. Si busco en mi memoria el rechazo viene de antiguo. Vivir la infancia en plena tardoposguerra imprime carácter, me digo. Aunque en casa no pasáramos hambre, en el barrio, en las calles que recorría camino de la escuela, sí que se hacía sentir y el dolor humano me ha perseguido siempre desde que tengo eso que llaman “uso de razón”, una garra cruel que atenaza mi garganta. Por eso, cuando oigo el discurso del Pepe Mujica, en la última Cumbre de UNASUR, me siento tan identificada con él.
            De aquellas navidades de la infancia tengo, sin embargo, buenos recuerdos. Nos reuníamos en casa de la Tía Juana, con sus cuatro hijos varones, mis primos; acudía también la Tía María y el Tío Tomás, mis padrinos,  con el primo Rafa,  y mi familia. Llegábamos caminando, con ese frío que siempre defino como cuchillo fino que te corta la cara en rodajas. Siendo yo la más pequeña me gustaba observar a los primos mayores quienes siempre me dedicaban cariños y bromas. El Tío Curro y mi padre se achispaban y se disfrazaban de mujeres, todos reíamos. Cantábamos villancicos picantes, bastante heterodoxos y hasta blasfemos, si tenemos en cuenta el dogmatismo del “nacionalcatolicismo”, ideología única obligada.
Me gustaba también  el rostro que presentaba durante esas fechas la ciudad del desamparo: las familias pobres y los gitanos que vendían en sus calles las zambombas, los arbolitos de navidad, las panderetas, alrededor de un caldero con unas ascuas de lumbre para sobrevivir al frío … daban a la ciudad un ritmo nervioso y alegre.         
Por desgracia siempre llegaba al final el día de los Reyes Magos. Nunca creí en esos señores barbudos que traían regalos y no sólo porque mi familia grande fuera republicana. Me parecía absurdo que tres hombres visitaran todas las casas del mundo, el mismo día a la misma hora. Además, para las familias pobres los deseos de los niños y niñas nunca contaban para esos señores barbudos. Llegaban siempre los calcetines, una muda de ropa nueva y cosas así, tan alejadas del muñeco que deseabas, de la cocinita soñada, del libro con imágenes en colores,  etc. Lo peor de todo era cuando te traían de regalo un juguete arreglado que habías visto muchas veces en otra casa. Se te ponía cara de, “bueno, pero es que se piensan que soy gilipollas”.
            La navidad fue divertida durante la adolescencia, cuando viajaba al pueblo de mi madre y podía salir a la calle con primas, muchachas y muchachos de mi edad. Pervivían tradiciones culturales antiguas: salir a pedir los aguinaldos, cantando en cada casa, donde éramos recibidos con dulces caseros, licor café o mistela. Los bailes en una cochera, regresar de madrugada, las sábanas como témpanos, tapándonos la cabeza.
            Creo que también odio la navidad porque odio el azúcar. La fiesta hubiera sido percibida de distinta manera si lo tradicional hubiese sido comer aceitunas o arenques, para mí las dos mayores delicatessen que se puedan degustar.
             A medida que la “autarquía endémica” iba desapareciendo se instalaba una nueva navidad: la de las compras compulsivas y el consumo desbocado.
            Ahora, en plena crisis, todos esos excesos inundan el ideario colectivo de frustración, rabia o melancolía. La publicidad sigue ocupando, sin ningún pudor,  un lugar determinante en la televisión: mujeres hermosas y hombres hercúleos que anuncian colonias sofisticadas o relojes de grandes marcas; niñas y niños felices recibiendo regalos electrónicos; mesas llenas de manjares, sonrisas, fraternidad y alegría por todos sitios. Nada más ajeno a la realidad.
            La navidad no frena los desahucios, no llega con empleo para los 6 millones de parados y paradas; no nos regala una sociedad sin exclusión social ni hace desaparecer la desnutrición infantil, sólo refuerza el carácter cruel del genocidio social imperante.
            Reitero pues: ¡Puta Navidad!
Diciembre 2014
Roete Rojo

            

viernes, 14 de noviembre de 2014

NEOCOLONIALISMO FRENTE A SOBERANÍA POPULAR

(Un señor llamado Rajoy)
Escrito para “Mate Amargo” (Uruguay)

          “¡¡¡Tropas, tropas y tropas, se necesitan allí!!!”, decía un periódico español, en 1812, como respuesta al movimiento de Independencia que se vivía en la llamada América Hispana; expresión recogida en el libro de Jaime Delgado, “La independencia de América en la prensa española”.
          Desde entonces la Historia ha dado muchas vueltas pero en las mentes de la oligarquía española el tiempo no parece haber pasado. Siguen pensando el mundo como si esto que llaman España siguiera siendo el centro de un imperio en el que no se pone el sol; cuando en realidad somos un país dependiente, arrasado por las políticas neoliberales del imperialismo globalizado y en fase de descomposición política.
          Pero no pensemos que en el eructo emitido por el señor Rajoy, cuestionando las garantías del proceso abierto contra Leopoldo López, sólo hay una posición ideológica neocolonial y estúpida. Este gobierno de “putrefactos”, que diría Federico García Lorca, también es representante de empresas multinacionales, de matriz nacional, que quieren seguir haciendo su agosto en las economías de América Latina; hacerlo sin control, como lo hicieron hasta que los pueblos decidieron cambiar el rumbo de sus destinos y comenzó el proceso continental bolivariano. Y, por otro lado, desde los “Acuerdos Hispano Norteamericanos”, de 1953, en que los Estados Unidos de Norteamérica dieron el espaldarazo internacional a la dictadura fascista del general Franco, los gobiernos dependientes responden a golpe de silbato cuando los imperialistas así lo requieren.
          Contra la República Bolivariana de Venezuela la guerra, con permiso del Libertador, ha sido “a muerte”, por ser la avanzadilla, la vanguardia en el proceso de rescate de la soberanía popular y de la segunda independencia; vanguardia, también, junto a la República de Cuba, en la defensa de un modelo de integración regional antagónico al ALCA y a las relaciones dependientes asentadas durante siglos.  
          Todos los gobiernos del Estado español, desde 1998, sin diferencias de color partidario, han estado implicados en los procesos de desestabilización que la República Bolivariana de Venezuela ha sufrido y vencido, dando lecciones de autodeterminación, dignidad y conciencia popular magníficas.
          En las últimas semanas, además, han estado muy nerviosos y belicosos a través de la artillería de “sus” medios empresariales de comunicación, públicos y privados. Aunque parezcan memos, no lo son tanto. Tienen conciencia de clase, intereses que defender, asesores y analistas. La coyuntura, con las citas electorales en Bolivia, Brasil y Uruguay, y los previsibles resultados, los ha mantenido en alerta y buscando cómo lanzar sus dardos venenosos de acá para allá. Hasta se han sentido incómodos con la visita del presidente de Colombia y, si no pueden decirlo en público porque estaría feo, utilizan los medios públicos, a través de una entrevista en el Canal 24 horas, para cuestionar los Diálogos de Paz.
          Es normal que en ese fanático fascista llamado Leopoldo López vean a un hermano, a un amigo: los cientos de miles de asesinados y asesinadas por el fascismo español todavía piden justicia, verdad y reparación. Los y las que hoy nos gobiernan no son por casualidad nietos o nietas, parientes próximos o lejanos, de los fascistas asesinos de antaño.
         
Bolívar y el niño republicano

Tengo entre mis manos un magnífico libro, “El niño republicano”; se trata de una edición moderna, del año 2000. Escrito por el maestro y republicano catalán, don Joaquín Seró Sabaté, fue editado por el gobierno de la II República Española, como libro de lectura escolar, en 1932, junto a otros muchos títulos con los que se pretendía a través de la educación y la escuela, combatir el caciquismo y el oscurantismo heredado del Antiguo Régimen Borbónico y fomentar los valores democráticos y republicanos, como protagonistas de la nueva historia y la nueva sociedad formada por ciudadanos y ciudadanas.  
En dicho libro hay un capítulo dedicado a Bolívar; figura “tan grande por lo menos, como la figura de Jorge Washington en la América del norte…”, y sigue una semblanza del Libertador en la que se insiste en sus valores republicanos y libertarios. Una historia sencilla para niños y niñas que, gracias a la acción de la joven Republica Española, habían superado el analfabetismo endémico.
Desde entonces estamos huérfanos y nos comportamos como analfabetos; tal vez lo seamos. La violencia del fascismo derrotó a sangre y fuego nuestra primera y gran experiencia reformadora. Después sufrimos cerca de 40 años de dictadura fascista y tras la II Restauración Borbónica, resultado de la “Transacción Política”, nuestro particular “Pacto de Punto Fijo”, es comprensible el eructo del señor Rajoy.
La degeneración de la izquierda histórica española, producto de su compromiso con la II Restauración, la llevó a asumir los valores eurocéntricos y neocoloniales de la derecha fascista; no por casualidad son asesores de grandes empresas de todo tipo; han amasado grandes fortunas que tienen invertidas, etc.  Es el mismo poder el que desahucia a las familias en cualquier rincón del Estado, el que arremete contra la soberanía de la República Bolivariana de Venezuela. Es la misma corrupción la que une sus lazos a ambos lados del Atlántico. Deslindar ambas expresiones políticas, por oportunismo o tacticismo, sólo puede conducirnos a otra derrota histórica.
Volviendo al libro “El niño republicano”, también hace la semblanza del general Riego, insigne patriota liberal (en el sentido que la palabra tenía originalmente), quien luchara contra el absolutismo borbónico. Los liberales de entonces, incluido Riego, pensaban que la Independencia de la Américana Hispana podía frenarse concediendo igualdad de derechos a sus habitantes; frente al guerrerismo defendieron el diálogo. Claro que su proyecto no era la emancipación sino la integración con igualdad, un proyecto idealista, sobrepasado por la realidad histórica. Como dijera el poeta salvadoreño Roque Dalton en un poema: “No se pueden pedir peras al olmo y, sobre todo, no se pueden pedir peras en La Habana”.
Riego fue vejado y ejecutado por la misma monarquía que los liberales españoles habían conseguido hacer “constitucional”, es decir, sometida a los poderes políticos y civiles. Su muerte recordó, por su crueldad, a la de Tupac Amaru. El mismo poder criminal en ambos lados del Atlántico.
 Obviando la vulneración del derecho de los pueblos, dentro o fuera de nuestras fronteras actuales; sin una cultura de respeto profundo y de defensa de la legitimidad democrática y del derecho de autodeterminación de los pueblos,  Bolívar no dejará de ser, como nos obligaban a recitar, brazo en alto, en nuestra juventud, leyendo a José Antonio Primo de Rivera, “un engendro producto de un error de Dios que le había concedido el derecho a nacer”.
No denunciar, callar o transigir ante el eructo del señor Rajoy es la versión actual del, “¡Tropas, tropas, tropas, se necesitan allí”. Ni al liberalismo idealista de Riego llegamos.
Al menos conmigo, que no cuenten.

Roete Rojo

miércoles, 29 de octubre de 2014

ROBERT SERRA: "NUESTRA TAREA ES HACER IRREVERSIBLE LA REVOLUCIÓN"

El 1 de octubre pasado era asesinado, junto a su compañera María Herrera, el diputado más joven de la historia de Venezuela, Robert Serra, dirigente del PSUV. Sobre la significación de este suceso conversamos con el profesor de la Universidad “Simón Bolívar” de Venezuela, Dr. Jesús Peña Cedillo.
(Realizada para El Otro País de Este Mundo)

P. Profesor, sabemos del gran impacto emocional que han provocado estos asesinatos que se insertan, seguro, en un plan estratégico de desestabilización.  Comenzamos por preguntarle,  ¿Quién era Robert Serra?
R. Robert era la representación en vida de la nueva juventud surgida en el transcurso de la revolución bolivariana. Ello lo demostró, incluso antes de su reconocimiento público, en un memorable debate desarrollado en la sede de la Asamblea Nacional, en el 2007, entre jóvenes revolucionarios y opositores (evento que culminó con la vergonzosa huida del recinto por parte de estos últimos, luego de la paliza dialéctica recibida). Antes de ese evento, Robert había participado y presidido el “Cabildo Infantil y Juvenil de la ciudad de Caracas”, organizado para incentivar la participación de los niños, niñas y ‘adolescentes’ y para avanzar en su mayor reconocimiento como sujetos sociales con plenos derechos y para que ellos mismos fuesen capaces de defenderlos.
De allí pasó al mencionado debate, y luego llegó a ser a sus 23 años el diputado más joven de la historia venezolana, al ser electo a la Asamblea Nacional, en las elecciones del año 2010. Fue durante toda esa trayectoria una destacada personalidad pública, de verbo encendido y, tal vez lo más trascendente, con gran profundidad en sus planteamientos. De él se recuerdan frases que lo definen muy bien y que aquí combino y parafraseo: “… nuestra tarea en este momento no es obtener o defender un puesto público, sino hacer irreversible la revolución; y ello es inconcebible sin el desarrollo del poder popular”. Por ello seguía viviendo en la zona popular donde fue asesinado, por ello no se le observaba como un funcionario apoltronado, disfrutando las mieles del poder, sino que se caracterizaba por ser –más que un diputado- un activista social. Por eso mismo, por su incidencia movilizadora, fue que lo asesinaron.
P. Los asesinatos  están comprendidos dentro de un plan que viene de largo. ¿Asesinatos selectivos como una nueva estrategia?, ¿un salto cualitativo?, ¿cuál es el objetivo último? 
R. Como te indiqué en nuestra pasada entrevista en la etapa de las guarimbas, parte de la estrategia opositora (ya observable en ese momento) es la infiltración de dinámicas paramilitares y terroristas en la escena política venezolana, cuya historia es ajena a ese tipo de acontecimientos.
Es claro que las enseñanzas fundamentales para ese propósito provienen de Colombia, del capo mafioso Álvaro Uribe Vélez. Los videos obtenidos recientemente por la inteligencia policial sobre las acciones que Laurent Gómez Saleh (líder juvenil opositor) estaba organizando desde Colombia y desde el Estado Táchira (Venezuela), incluían de modo expreso, sin necesidad de mayor interpretación, que uno de sus propósitos es eliminar a veinte ‘muñecos’ de la revolución; no dirigentes de primerísima línea ‘porque son difíciles de alcanzar’, sino líderes con gran incidencia operativa. El dibujo exacto de lo que era Robert Serra (y antes que él, el de Eliecer Otaiza, también asesinado durante este año). Cuadra igualmente con el perfil del primer muerto de las guarimbas, el 12 de febrero de este año, uno de los líderes populares del barrio “23 de enero”. Demasiadas coincidencias como para seguir siendo ingenuos.
Debemos insistir en que no es un plan hecho de retazos que se van cumpliendo de vez en cuando. Hay otros elementos de los planes documentados en los videos de Saleh, que han estado ejecutándose durante todo el año: el uso de francotiradores contra las fuerzas armadas y policiales en los eventos de calle, la conformación de grupos especializados para ‘calentar’ las manifestaciones supuestamente ‘pacíficas’, el uso de ONGs, en apariencia defensoras de la libertad y la democracia, como tapaderas, etc. En Estados Unidos o en Europa, los involucrados en hechos de esta naturaleza hubiesen sido llamados a declarar o habrían sido detenidos de una vez. Aquí no ha pasado mayor cosa, salvo en contra de los autores materiales directos, que sabemos son apenas la parte inferior de la cadena.
P. El fenómeno del paramilitarismo y sus vínculos con Colombia, ¿2000 kilómetros de agresiones históricas?
La huella del paramilitarismo y el narcotráfico es inocultable y están ligados, claro, a esos 2000 kilómetros de frontera que compartimos con Colombia y que han sido, desde la época de la lucha por la Independencia, símbolo de la confrontación de dos proyectos estratégicos. En términos más actuales, los acontecimientos están derivando (en una de sus vertientes) hacia un intento de reedición de la masacre perpetrada contra la Unión Patriótica en Colombia. A nuestro juicio, los radicales opositores han concebido como una alternativa rentable el exterminio físico de los revolucionarios y la extensión del miedo y el terror en el seno de toda la sociedad venezolana. Por supuesto, a diferencia del caso colombiano, se espera que aquí el Estado no se haga cómplice de los actos criminales.
P.  ¿Cómo ha sido la reacción del gobierno y del pueblo ante estos horribles asesinatos?
R. La indignación y el dolor son las manifestaciones del momento actual. Siempre es terrible la pérdida de un líder, pero en este caso se conjugan dos elementos que aumentan la emotividad: la juventud del asesinado, con todo por entregar a la vida y a la revolución; y la manera en que fue asesinado, demasiado brutal para entrar en detalles; expresiones del nivel alcanzado por el odio fascista.
Por otro lado, uno de los objetivos de ese tipo de actos es buscar el descontrol popular. No les importa nada que en tal situación sean los propios opositores los destinatarios de acciones de venganza. Con ello hubiesen cantado un éxito adicional. Pero el liderazgo nacional mostró de nuevo su alcance, al controlar por completo las acciones violentas que, en respuesta, algunos sectores populares llegaron a asomar.
P. Impresiona, una vez más, que el pueblo no haya caído en la provocación ni en el error de la acción-reacción…
R. La pregunta que muchos nos hacemos es hasta cuándo ese control podrá seguir manteniéndose. Recordemos que en abril del año pasado, luego de las elecciones, decenas de personas del sector bolivariano murieron por el llamado de Capriles a desconocer los resultados. Durante las guarimbas, otros tantos muertos se contaron, también mayoritariamente vinculados al bolivarianismo o las fuerzas policiales y militares que intentaban deshacer las barricadas. Ahora los asesinatos selectivos se han hecho evidentes. Ojalá que no, pero la próxima escalada podrían ser directamente atentados terroristas.
El otro ingrediente explosivo es la institucionalidad judicial. Hasta ahora también se ha confiado en que funcione la ley. Cierto que algunos responsables materiales de todos esos crímenes, incluido el de Robert, están presos; pero la lenta y tímida actuación de la fiscalía y los jueces deja mucho que desear (sin duda, ellos mismos son sujetos de las acciones atemorizantes; al respecto, recuérdese el asesinato del fiscal Danilo Anderson, casi el único que actuaba con decisión contra los golpistas del 2002). Súmesele a todo este cóctel explosivo, el hecho de que la justicia venezolana, siempre en plan humanista, hace poco otorgó casa por cárcel a otro más de los autores principales de las masacres del 12 de abril del 2002, en este caso a  Simonovic; ya antes habían sido beneficiados también ‘por problemas de salud’, los otros dos dirigentes policiales de ese momento, Vivas y Forero.
Mi opinión es que resultará difícil seguir manejando esta situación sin que empiecen a producirse fracturas en el comportamiento hasta ahora disciplinado de los movimientos populares.
P. ¿Se tiene confianza en que las autoridades resuelvan el caso con la mayor rapidez?
R. Los autores materiales parecen ya estar plenamente identificados (algunos capturados). Pero ante tantas evidencias que apuntan hacia la autoría intelectual, en específico la vinculación existente con la banda de Uribe y Saleh (y sus lazos con María Machado y Antonio Ledezma, como mínimo), en teoría, la resolución del caso pareciese estar al alcance de la justicia. Pero sinceramente dudo  de que se vaya más allá de los autores directos materiales. No hacerlo será, a mi juicio, un nuevo error de parte de los dirigentes de la revolución (equivalente a la amnistía que en su momento les dio el Presidente Chávez); error que pagaremos en el futuro cercano con más desestabilización y con la necesidad y obligación de tomar medidas más contundentes.
P. ¿Qué hacer?
Diría que sólo una línea firme de cero impunidad puede ponerle coto al fascismo en su etapa de despliegue violento, que es en la que estamos hace tiempo.  Hasta ahora los pasos dados en esta dirección son más bien tímidos y requieren una urgente redefinición, que incluya la participación efectiva del Poder Popular en esferas como la inteligencia y la prevención de la actividad fascista, superando la fase actual en la que el Poder Popular está demasiado restringido a la acción comunitaria local. Sería, además, la mejor forma de seguir el legado de Robert Serra.
Gracias, profesor Peña.

Roete Rojo



jueves, 16 de octubre de 2014

LA CONSTITUYENTE EN VENEZUELA: VERDADERA DEMOCRACIA Y SEGURIDAD ENERGÉTICA


(Introducción a la conferencia que, organizada por el Seminario Otro Pensamiento Es Posible, de la Universidad de Granada, impartirá el ingeniero Mario Isea, Embajador de la República Bolivariana de Venezuela ante el Reino de España. Será el próximo 28 de Octubre, a las 19:00 horas, en el Aula “La Pepa”, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UGR.

            En todos los procesos de transformación que se pretenden profundos, surge la necesidad de refundar los Estados sobre bases nuevas. En las revoluciones democráticas y antioligárquicas que se iniciaron en América Latina, a finales del siglo XX y principios del XXI, la refundación ha tenido como instrumento la convocatoria de Asambleas Constituyentes responsables de redactar nuevas Constituciones, con una participación popular amplia  y desconocida hasta entonces; aprobadas posteriormente mediante referendum.
            Venezuela fue la vanguardia. Uno de los compromisos centrales hechos ante el pueblo de Venezuela por el entonces candidato, por el Movimiento V República, Hugo Rafael Chávez Frías, fue justo la convocatoria a un proceso constituyente.
            Supo cumplir sus promesas ante el pueblo. El día que tomaba posesión de la Presidencia de la República de Venezuela, el 2 de febrero de 1998, sus palabras fueron: “Juro delante de Dios, juro delante de la Patria, juro delante de mi pueblo que sobre esta moribunda Constitución (se refiere a la de 1961, vigente en ese momento), impulsaré las transformaciones democráticas para que la República nueva tenga una Carta Magna adecuada a los nuevos tiempos. Lo juro”.
            Un proceso democrático, participativo y protagónico que pasó por sucesivas fases:
            1º.- Aprobar mediante referendum la iniciativa de la Presidencia de la República; abril de 1999.
            2º.- Convocatoria para elegir los diputados y diputadas a la Asamblea Constituyente; julio de 1999.
            3º.- Apertura del debate sobre los contenidos del proyecto de nueva Carta Magna; debate que no sólo efectuaron los diputados y diputadas, sino que estuvo abierto al conjunto del pueblo y de las organizaciones sociales y políticas de todo tipo.
            4º.- Aprobación del proyecto por la Asamblea Constituyente; 17 de noviembre de 1999.
            5º.- Aprobación  mediante Referendum, el 15 de diciembre de 1999; con un 80% de votos a favor del texto propuesto.
            Nunca un proyecto constitucional había suscitado tamaña movilización y penetración en las conciencias y el ideario colectivo de un pueblo. Todas y todos hemos visto, y vivido en muchos casos de forma directa, el amor del pueblo bolivariano de Venezuela, a ese “librito azul”, que habían estudiado, discutido y que llevaban con orgullo, y a diario, en sus bolsillos o morrales porque sabían que era un instrumento para defender sus derechos y conquistas adquiridas o por adquirir.
            Atendiendo al título de la conferencia que impartirá el doctor Mario Isea, Embajador de la República Bolivariana de Venezuela ante el Reino de España, la Constitución Bolivariana consagra en su Artículo 1º que, “La República Bolivariana de Venezuela es irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional, en la doctrina de Simón Bolívar, El Libertador.
            Son derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional”.
            La Constitución de 1999 no se convirtió en un texto muerto, como ha sido frecuente en tantas ocasiones y países. Al calor de las grandes movilizaciones que se producen en el país, y en cumplimiento de las promesas realizadas por Hugo Chávez, en 2001, el Presidente de la República, tras aprobación de la Asamblea Nacional, impulsa un paquete de 49 Leyes Habilitantes, entre ellas la Ley de Hidrocarburos, la Ley de Tierra y la Ley de Pesca, que desatan una fuerte confrontación con los EE.UU., y la oligarquía criolla. La lucha de clases se agudiza y los poderes fácticos de la IV República inician un camino de desestabilización y golpismo, que culmina en el Golpe de Estado del 11 de abril de 2002 y en el paro petrolero de finales de 2002 y principios de 2003.
            Para una economía como la venezolana, caracterizada por el monocultivo petrolero y la importación de productos de todo tipo, ya que el modelo petrolero ha abandonado hace décadas la producción nacional de materiales e insumos, la Ley de Hidrocarburos suponía rescatar la principal fuente de ingreso nacional; ingresos que podrán ser revertidos en pagar la gran deuda social contraída por los gobiernos de la IV Repúbica y ser la base posterior de un modelo de desarrollo endógeno, que libere las fuerzas productivas del país, garantizando así la independencia y soberanía.
            El resto de la historia es ya conocida por todas y todos.
            Aquella Constituyente, que removió los cimientos de la sociedad venezolana, por último, acaba de ganar hace pocos días otra batalla: el Centro Internacional de Arreglos de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), fallaba contra la multinacional Exxon Mobil, en sus demandas contra la República Bolivariana de Venezuela. Exxon Mobil solicitaba una indemnización de 20.000 millones de dólares por la nacionalización de la Franja Petrolífera del Orinoco y la extinción de los convenios de asociación firmados por la venezolana PDVSA durante la apertura petrolera instaurada en los años noventa. Fueron siete años de “terrorismo judicial” ejercido por esta empresa contra la venezolana PDVSA, el Gobierno, las instituciones y el pueblo del país.
            El día en que se hizo público el fallo, recordaba aquellos meses previos y posteriores al sabotaje petrolero: la gente caminaba por las calles de Caracas con una chapa prendida en el pecho y que rezaba: “Soy accionista de PDVSA y NO VENDO!
            De estos temas, y otros, nos hablará en profundidad, el doctor Mario Isea, Embajador de la República Bolivariana de Venezuela ante el Reino de España,
            Granada, octubre de 2014
            Roete Rojo

            

martes, 16 de septiembre de 2014

ROSA DÍEZ (La punta del iceberg del neofascismo en España)

Artículo inédito de Juan Ramos Camarero (2008)
Publicado por El Otro País de Este Mundo.
Texto revisado por Roete Rojo


Afirma que se ha mantenido hasta ahora como integrante del PSOE por fidelidad a las ideas que encarnaba hace tres décadas, cuando ella pidió el carnet.
Queda bonito. Pero es falso. En los setenta, el PSOE se declaraba partidario de la República, del derecho de autodeterminación de Euskadi y del cierre de las bases norteamericanas en España, entre otras causas no menos distantes de las que ella asume en la actualidad.
Las fidelidades ideológicas de Rosa Díez son mucho más cercanas. Vienen de 1998, cuando el PSE-PSOE de Nicolás Redondo Terreros abandonó su alianza con el PNV, gracias a la cual fue consejera del Gobierno vasco. Ambos iniciaron la convergencia con el PP de Mayor Oreja y Carlos Iturgaiz, obteniendo los resultados conocidos; destino principal: Parlamento Europeo.
Me intriga que haya gente como ella que se empeña en seguir en un partido con el que está en desacuerdo radical; y que haya partidos, como el PSOE, que mantiene en sus filas, con cargos institucionales, a personas que vulneran la política acordada en los congresos y alardean de pretender lo opuesto. Como si una peña taurina tuviera como directivo a alguien como yo, contrario a eso que llaman “Fiesta”, y la peña asumiera como normal tener a un antitaurino en su cúpula. De locos.
Los socialistas tienen un sentido peculiar de la disciplina interna. Expulsión fulminante del joven militante catalán que repudió a los del PP en una manifestación. Pero si sus militantes van de la mano del PP, como Redondo Terreros o Rosa Díez, no toman represalias. Un ejercicio de tolerancia y democracia partidista.
Conclusión obvia: el PSOE no se mete con aquellos que se pasan por la derecha pero no tolera que se pasen por la izquierda.
El asunto no tendría trascendencia si estuviera al margen de una reflexión de mayor calado histórico y político. Vayamos por partes.
Las elecciones legislativas del pasado 9-M (2008) han sido históricas y dignas de recuerdo: han supuesto el renacimiento del fascismo español, con Rosa Díez como nueva Caudilla. Digo fascismo. No me refiero a un populismo cualquiera ni a un derechismo remozado sino al fascismo histórico: movimiento de masas irracionalizadas, miedosas, confusas, xenófobas y nacionalistas, dirigidas por una élite de clase media que exhibe, o no, un izquierdismo con ínfulas de originalidad y de desprecio al sistema democrático-burgués. Estas afirmaciones necesitan una explicación. A graves acusaciones, grandes explicaciones.

Hasta el 9-M, el fascismo español no existía; estaba diluido en la extrema derecha  o se disfrazaba de neoliberalismo; seudofascismo fantasmal heredado del franquismo: holgazán para actualizarse, populachero y plagiario en sus lemas, chabacano en sus expresiones, perro guardián de la herencia, vengativo contra la “Otra Memoria”; ejerciendo de víctima indefensa, cruel con el débil y servil con el Imperio USA. Una joya: puro conservadurismo ventajista.

Ese fascismo degenerado no tenía futuro. Había que resituarlo. Rosa Diez ha comenzado la tarea siguiendo el guión de los fascismos clásicos de principios del XX. Se preguntó: -Si tan buen resultado dio a Hitler y Mussolini para llegar al poder, ¿qué necesidad de arriesgar en novedades? ¿Que me acusan de falta de originalidad?: cambio de broche cada hora. ¿Qué me acusan de derechismo?: me busco unos intelectuales izquierdistas; con tan firmes principios, puso manos a la obra.

Alguien le sopló que los fascismos clásicos fueron escisiones de los partidos socialistas y que, en sus comienzos, incluyeron una componenda izquierdista para pescar en el río revuelto del sadismo de masas, con originalidad. No se fiaba la ex socialista; recordaba que Mario Conde se proclamó “contra el sistema” y nadie le creyó. Pero Conde era un banquero advenedizo, un aficionadillo, mientras que ella, una profesional de orígenes proletarios.

Con este “ABC”, ella y sus compromisarios hicieron un estudio sociológico de España: “¿Con qué instrumentos cuento?”. Tengo a los inmigrantes como enemigo interno; una crisis económica en ciernes que ojalá sea grave; una masa crédula y sádicamente infantiloide que no abandonó los pañales franquistas, ansiosa por dar palizas y navajazos; guerras contra el moro; el comodín del terrorismo; tengo un Vargas Llosa que vale lo que Pound, Marinetti y Ramiro de Maeztu juntos, un Savater como Heidegger y un Álvaro Pombo, cruce pulcro entre Marichalar y Camilo J. Cela; sobre todo tengo un enemigo autonómico que pide a gritos que le clave el pendón de Castilla para regresar a la España Nacional. Ni Mussolini tuvo tanto. Conclusión: ¡A por ellos, oé, oé, oé!.


El partido UPyD: España, Una, Grande y Libre


Lo primero que UPyD nos dijo fue que “no era de izquierdas ni de derechas sino “progresista”. Su manifiesto fundacional asegura que “ni los actuales partidos de izquierdas ni los de derechas tienen el monopolio del progresismo, aunque ambas tradiciones políticas han contribuido a él”.

¡Que originalidad! Desde 1939, y no digamos desde 1975, cientos de franquistas juraron que  no eran de derechas ni de izquierdas. Realmente inédito el compromiso de la derecha con el progreso.  Pocos meses antes, Ciutadans-Ciudadanos había dicho lo mismo. Plagian la cantinela de los franquistas-demócratas-de-toda-la-vida. Además, su ideología vino apadrinada por El Mundo de P.J. Ramirez y por TeleMadrid de Esperanza Aguirre. ¿Más pruebas para encasillarla en la extrema derecha?

El programa electoral de este engendro, según su  WEB, tiene 111 páginas caracterizadas más por lo que NO dicen que por lo que proponen -un paralelo más con los seudoprogramas de la derecha-. Su única inspiración real es el nacionalismo a ultranza; pero difícilmente encontrarán la palabra, salvo cuando se aplica a los entes periféricos. Para evitarla prefieren hablar de feudalismo antes que de autonomismo. Para engatusar a ingenuos e indocumentados a la izquierda, sus tres propuestas estelares son:

a) Educación: “sistema educativo público, de calidad y laico”. ¿Suprimirán la educación privada o la impartida por los religiosos? No contesta. Sobre el laicismo no aporta ninguna medida para materializarlo. En su Manifiesto le dedican un párrafo como pretexto para extrapolarlo a cuestiones de identidad; llegan al disparate de proclamar, “quisiéramos un Estado también laico en materia identitaria, donde las instituciones no presionen ilícitamente a los ciudadanos para que se integren contra su voluntad en determinado modelo de identidad, supuestamente cultural o lingüística pero normalmente nacionalista”. Creen estos nacionalistas que los otros nacionalistas tienen como religión a sus respectivas patrias –chicas o grandes- lo cual podrá ser cierto para minorías que siempre habrá, en España y en Tartaria, pero falso si pensamos en las mayorías. Dios es Dios porque no se le ve pero Euskadi es visible. Elevar la patria española a categoría religiosa es seguir el camino de los fascismos europeos de antaño. Las patrias se forman por voluntad de formarlas y por acumulación histórica, poco que ver con lo religioso –que es pura fe o voluntad excluyente-. El laicismo de UPyD es un sustituto del paganismo larvado propio del nazismo hitleriano y dará mucho que hablar.

b) Regenerar la democracia “para la gente cansada de tener que elegir entre una derecha y una izquierda sectarias y antiguas… y frente al nacionalismo obligatorio”. Viejo el término “regeneración”; para lograrla, proponen  medidas ramplonas y burocráticas.

c) Separación de poderes. Proponen medidas con tanta prolijidad que me recuerdan a “la parte contratante de la tercera parte”. A propósito del Poder Judicial, se explayan en tecnicismos de juristas, olvidando que en otros países los jueces son elegidos por la ciudadanía –antes, el pueblo-. En Francia sin ir más lejos, la Constitución prohíbe que el Ejecutivo felicite –no digamos regañe-, a los demás poderes.

El resto de sus propuestas son nebulosas y rutinarias. Hasta la fecha no han tocado los temas candentes. Se han centrado en el autonomismo y el terrorismo desde el prisma del nacionalismo español. Guarda en la manga el acoso a los inmigrantes, el paro o la vivienda. Cuando enfervorecida exija “arrancar Gibraltar a esa hija de la Gran Bretaña”, estará en su salsa. Ha jugado sólo la carta de las clases medias politizadas; las clases bajas irán después, no sólo por razones ideológicas sino por oportunismo electoral. La Caudilla aspira a todo, incluyendo que el PP la considere su salvadora: Pedro Jeta ya lo ha insinuado. Ha quitado 300.000 votos al PSOE. Una buena tarjeta de visita.

Las siguientes cartas irán mostrando guiños al esoterismo para fagocitar a grupúsculos como el Partido Humanista –puede que esto le enajene el favor de algún filósofos de salón-, y coqueteos con el libertarianismo porque ahí está el dinero. Poco importa que su alabanza del Estado no concuerde con ese “adelgazamiento del Estado” que pregonan los libertarianos, ala dura del neo-liberalismo. Encontrarán la manera. Los libertarianos son no menos estatistas que los fascistas. Su praxis económico-política sería impensable sin la existencia de un Estado fuerte. Los libertarianos necesitan un Estado rico para privatizar a precio de gallina flaca y nacionalizar a precio de pavo gordo. Con tal de que se mantenga el centralismo estatal –que poco afecta a estas transacciones pendulares-, no es plausible suponer que Rosa Diez se enfrente a los libertarianos.

Por el contrario, esta señora siempre se mantendrá alejada de los neo-nazis, por su delectación en el fracaso; y, porque ella no es neo: es original, primigenia; pero su acérrima defensa del Estado, hará difícil disfrazar su idilio con esa novia que la espera desde niña: la extrema derecha esperanzada.

Guiña el ojo a los militares pues el genuino fascismo se apoya en las partidas de la porra –hoy, llamadas bandas paramilitares- y, éstas, en los milicos. Por ello su primera propuesta de campaña fuera elevar el presupuesto de Defensa porque los soldados estaban mal pagados. Poco importa que un avioncito oxidado cueste más que la nómina de todos los mercenarios del mundo; la demagogia es encubrir lo elitista bajo la máscara de lo popular.


Originalidad


Un partido creado para una política profesional, que comienza su campaña con pegada pública de carteles, hace mítines, esconde su financiación y anuncia su ‘victoria’ en un hotel de cinco estrellas: ¿original?

“Unión, Progreso y Democracia” (UPyD): palabras manidas en los partidos políticos del mundo. Desde la perspectiva española, UPD es igual que UCD, el antecesor del PP, aunque las ambiciones de la caudilla van mucho más allá.  Las siglas más propicias deberían haber sido, UGyL: “Una, Grande y Libre”, como los franquistas definían a su España.

Tampoco original la figura de esta atrincherada y paradigmática Juana de Arco porque ególatras ha habido siempre. Se le adelantó Ruiz Mateos y GIL y GIL, y otros como el mismísimo Sánchez Dragó… si su proverbial tacañería no le imposibilitara para cualquier empresa que suponga arriesgar un euro.

UPyD no es original, ni moderna, ni posmoderna: es de hace un siglo. Esta “originalidad” le ha reportado la admiración de una masa hortera ansiosa de ideología enlatada –a ser posible, con sangre- y de un puñado de doctos acomodados que confunden lo raro con lo singular.

Las tres patas del fascismo vulgar


La divisa del nazismo era “Un pueblo, un Imperio, un Jefe” (Ein Volk, Ein Reich, Ein Führer). Traducida al caudillismo de Rosa Diez:

Un pueblo: el español, mil veces español, sin mezcla alguna. Un Imperio en el que, gracias a Telefónica, nunca se pondrá el sol y que, merced a los Tercios de su compadre A. Pérez-Reverte, reconquistará la Europa hereje, aplastará als segadors, gudaris y hasta guanches, expulsará al otro enemigo interno –los inmigrantes-, y degollará a los infieles con la espada de Santiago.

Y, ¿quién es Rosa Diez?: hija de un obrero socialista conmutado de pena de muerte. Funcionaria del Estado, como administrativa, prosperó en el PSOE y llegó a Consejera de Comercio –no escogió Cultura-, de un gobierno vasco presidido por Ardanza. Ahora se queja de los pactos con los nacionalistas.

Tras la capitalización de regir durante siete años el potente comercio vasco, llegó a disputar la Secretaría del PSOE en el año 2000; quedó última, con un 6% de votos. Curó su amargura gozando ocho años de las canonjías de eurodiputada. Pero algún resquemor quedaba pues en sus últimos años en Bruselas, se dedicó a sabotear la política de su partido  sin renunciar al sueldo. ¡Un arquetipo de política con “ética intachable”!.

Hija de la Era Pre-Cibernética, se define como “lectora compulsiva”. Entre sus autores preferidos, “Celaya, Benedetti y Kipling”: izquierda moderna y derecha ancestral. De Kipling, le gustarán especialmente sus poemas, ¡los preferidos de José Antonio Primo de Rivera! En su autorretrato cultural sólo falta, E. Jünger y Tintin-Hergé.  Su filósofo preferido debería ser Mircea Eliade, que vende bien.

Son muchos más los parecidos entre José Antonio y Rosa Diez. El señorito andaluz, hijo de dictador militar, vestía la camisa azul del proletariado, escogió el rojo y negro anarquista como sus colores corporativos, discurseaba sobre la “revolución social” y fantaseaba con la nacionalización de la banca. “¡Falange con los obreros/Policía con los banqueros!”, gritaban hace poco sus acólitos, pijos o aspirantes a serlo. Rosa Diez se queja bajito de que la banca no la quiere; entonces, ¿de dónde los millones de su campaña? No nos responda que sólo ha gastado 250.000 euros de las aportaciones de simpatizantes.

Dice que no se ha aliado con sus gemelos Ciutadans porque padecen veleidades periféricas –se rumorea que hablan catalán en la intimidad-. No soporta que nadie le haga sombra. Ha cortado un partido a su medida, como un traje. Ni de broches quiere a sus hermanos catalanes porque lo suyo es una ambición estatal.

Lo que le falta es envolver en retórica sus contradicciones y vaguedades. Le sugiero el modelo joseantoniano: paradojas estilo “Amamos a España porque no nos gusta” o  insinuaciones antiautoritarias como el “Vale quien sirve”, tan parecido al “mandar obedeciendo” de los camisas pardas italianos. Y un consejo gratuito para sus poetas de guardia: subsanen esta carencia, si no les gusta Ortega y Gasset por demasiado polanquiano, recurran a las “Mil mejores poesías de la lengua castellana”.


A cambio, deberíamos pedir a Rosa Diez que resuelva una angustiosa duda: ¿bailará con Rouco o se quedará sentada cuando la saque a bailar? Un partido naciente debe aclarar hasta dónde su “laicismo”.  Lo pregunto retóricamente porque yo la veo en misa, aunque no en misa de doce para que todo el mundo admire su último modelito sino practicando el catolicismo en la intimidad y, por ende, un cántico herético. Nacional-catolicismo es la marca del genuino fascismo español; lástima que muchos se le hayan adelantado en las sacristías.

Aunque sepamos que el país es pagano de corazón, no me parece usted tan audaz como Ramiro Ledesma Ramos, de los pocos falangistas europeos paganos, como Hitler. La veo más en la onda de Jozef Tizo, el hitleriano cura populista eslovaco o en la de los franciscanos croatas que dirigieron el campo de exterminio de Jasenovac. Para cubrir todas las opciones la llamaré Rosa Antonia Díez de Rivera y Ledesma de Eliade.

Concluyendo: El fascismo español evolucionó desde el nacional-catolicismo a un vulgar franquismo hereditario. Había tocado techo porque rechazaba los aliños seudo-progresistas. Aprovechando las elecciones legislativas de marzo 2008, surge (UPyD), que no se limita a ser derechista ni a renovar el franquismo residual sino que ambiciona convocar a un verdadero movimiento fascista. Ha comenzado los pasos constitutivos de los clásicos fascismos-nazismos, entre ellos la inclusión de personajes ex izquierdistas; lo exigía un calco meticuloso (nacionalismo + demagogia + diletantismo). Sin este elitismo culto, el fascismo hubiera continuado reducido a grupúsculos neo-nazis de clara vocación derrotista. Una vez más se demuestra que los intelectuales más cosmopolitas derivan fácilmente hacia el nacionalismo y el culto al Estado centralista. Al poder sin escrúpulos y por encima de todo.

Disfrute de su escaño señora Rosa Díez. Políticamente estoy convencido de que será capaz de las más imposibles e inimaginables piruetas; su experiencia le avala. Me preocupa, y hasta me inquieta, su estética en el atril y su discurso doctrinario.

Madrid, 2008
Juan Ramos Camarero

Licenciado en Historia y Antropología

domingo, 31 de agosto de 2014

¿DÓNDE EL SUJETO HISTÓRICO?



Siempre me gustó seguir los resultados de las encuestas y estudios procedentes de instituciones oficiales. Las cifras en sí pueden no ser nada. Sus conclusiones políticas, fácilmente manipulables. A pesar de ello, me gustan. Me sirven para contrastar hasta dónde mi análisis de la realidad, eso que suelo definir como un trabajo de psicología social doméstica, a pie de autobús y de las tiendas de mi barrio, resulta ser mera especulación o alucinación. No es por echarme flores pero mis conclusiones resultan ser bastante objetivas. Creo que esto se debe a que todos esos datos que voy recogiendo en mi ir y venir entre la clase trabajadora, de la que formo parte,  pueden ser “metabolizados” con un método, el marxismo, que me acompaña como una segunda piel.
En cuanto a la manipulación, no puedo dejar de poner el ejemplo más abusivo y canalla. Nos explicaba el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hace tan solo unos días, después de las cifras aportadas por el Instituto Nacional de Empleo (INEM), que en España estamos creando empleo; cuando en realidad se siguen destruyendo decenas de miles de puestos de  trabajo. La trampa es muy simple: dadas las condiciones laborales que se han propiciado, la precariedad en el empleo va en aumento; una de las expresiones de dicha precariedad son los contratos a tiempo parcial, es decir, de una hora al día, de varias horas a la semana, y mil variantes. Pero el trabajador sometido a esas condiciones de sobreexplotación ha dejado de estar en el paro y ha pasado a engrosar las cifras de los que han encontrado empleo. Ahora bien, si fijamos la jornada laboral media en torno a las 39 horas semanales, por ejemplo, para  haber creado un puesto de trabajo, se necesitarían al menos 6.5 trabajadores de los que trabajan 6 horas a la semana. Ahí está la trampa del canalla de Rajoy.
Los resultados de la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), sobre intención de voto, son muy apetitosos de comentar y de buscar en el comentario un análisis más de fondo.
El sistema electoral ha quedado, según esta encuesta, “patas arriba”. La crisis del modelo pactado en la “Transacción Política”, sigue haciendo aguas, a pesar de que nos hayan cambiado a un Borbón por otro.
Los partidos tradicionales, sostén del bipartidismo, siguen descendiendo; el descrédito comienza a afectar también a organizaciones políticas como Izquierda Unida y UPyD. Todo lo cual es producto, según los analistas, de la irrupción de un nuevo partido llamado Podemos, que podría convertirse en la tercera fuerza política a nivel de Estado. A esta situación la califican algunos de “burbuja electoral”.
En determinadas ocasiones una no tiene más remedio que sufrir de forma voluntaria. Siempre las encuestas del CIS sobre intención de voto generan de inmediato “debates” en los medios. Hay que tragarse de modo literal, ya que digerirlo sería imposible, las cosas que dicen. Yo cojo una libreta y anoto frases contundentes. Soslayo, por supuesto,  los programas  más “cutres”, aquellos que reúnen a toda una pléyade de antiguos izquierdistas hace tiempo convertidos en repugnantes paladines del fascismo más rancio porque a estas alturas de la vaina, mi estómago no los soporta.
En resumen, los más “presentables”  vienen a decir lo siguiente: que el voto “transversal” de Podemos, que arranca electores a todos los partidos sin excepción, es un voto “emocional” (opuesto al voto racional), de rabia o castigo a los partidos tradicionales, a modo de aviso para que dichos partidos tradicionales tomen nota del cabreo generalizado; y, a partir de ahí comienzan las descalificaciones: populismo mussoliniano, populismo bolivariano, populismo utopista; carencia de propuestas, generalidad al señalar los problemas que a todos preocupan (paro, vivienda, salud, etc.); inviabilidad orgánica. ¡En ningún caso!, se rasgan las vestiduras, el voto a Podemos puede ser interpretado como quiebra del sistema político; como mucho, una algarada de primavera o una subida hormonal…
Se nota que están nerviosos, muy nerviosos.
“Cosas veredes, Sancho”, les digo en silencio y recuerdo una anécdota que me ocurriera en Rímini, creo que en el año 1999, cuando tuve la oportunidad de entrevistar a Carolus Wimmer, responsable de relaciones internacionales del Partido Comunista de Venezuela. Habíamos hablado de muchos temas que tenían que ver con la actualidad venezolana y, entrando en el tema de la distorsión que provocaban los medios, de las campañas de difamaciones contra Hugo Chávez, de la impunidad con la que se comportaban, Carolus me dijo:
- Camarada, apague por favor su grabadora. Lo que voy a decirle queda sólo entre nosotros… ¿Usted sabe por qué Chávez es como el Güaire? Yo le contesté que no, y él concluyó su “cuento”: - Porque cuanta más mierda le echan, más crece[i].
            Al margen de estas intenciones de voto, me interesa detenerme en algunos aspectos sociológicos que me han llamado de modo especial la atención.
Resulta que, entre los votantes del PP, son mayoría los que solo tienen estudios primarios. Y entre los del PSOE, los sin estudios. Siendo los mayores de 55 años, la principal base electoral de ambos partidos tradicionales.
Comentaba en un artículo publicado en Público, Aníbal Malvar, en relación a estos datos que “las personas más desfavorecidas por el sistema son las que más votan al sistema”.
De aquí mi pregunta, que no es nueva: ¿Dónde el sujeto histórico?
Queda claro que los sectores más vulnerables al consenso de la economía especulativa resultaron ser los sectores populares y, muy concretamente, la clase trabajadora. Devastada por las políticas de ajuste son ahora, también, las que manifiestan menos capacidad crítica. En la votación que se presume según la encuesta del CIS al Partido Popular, existe un porcentaje de voto ideológico propio; al que se añade en mayor proporción el de los sectores de trabajadores más castigados por las políticas de ajuste.
Por el contrario, en ese voto “transversal” que se inclina por PODEMOS, encontramos a sectores urbanos de las clases medias, un sector de asalariados, titulados de grado superior, funcionarios, técnicos, jóvenes de distintos orígenes sociales, etc.
Todo tiene su por qué, nada transcurre en el vacío, está claro. A las transformaciones orgánicas sufridas por la clase obrera tradicional, en el proceso de adecuación de nuestro capitalismo periférico a los dictados del modelo de integración imperialista europeo (lo que llamaríamos las condiciones objetivas), hay que sumar el abandono y el maltrato al que ha sido sometida la clase obrera, generación tras generación,  por sus organizaciones tradicionales, sindicatos y partidos (lo que llamaríamos las condiciones subjetivas). Son parte del modelo político y económico apátrida impuesto, renunciaron hace décadas al trabajo imprescindible de organización, articulación y formación que históricamente hizo que la “clase obrera en sí”, se desarrollara hasta conformar la “clase obrera para sí”. Como en tantas otras coyunturas históricas, la crisis social, por muy aguda que sea, no conduce de modo irremediable a la Revolución… también es el sustento del fascismo y del autoritarismo.
En mi época como estudiante universitaria existía una organización,  Plataformas Anticapitalistas, que tenía en el distrito de Granada una fuerza muy considerable. Uno de sus dirigentes se llamaba Fernando; un joven instruido y brillante con el que, pasados muchos años, llegué a construir una sólida amistad. Siempre crítico con los sectores del marxismo-leninismo, conmigo sin ir más lejos pues nunca dejé de serlo.
Hace unos diez años, una tarde, pasó por nuestra casa para saludarnos; no estábamos. Decidió esperar un rato, dando vueltas por el barrio y sus placetas, en espera de que llegáramos. Los puntos neurálgicos estaban a esas horas repletos de jóvenes de ambos sexos, hijos de trabajadores manuales, clase obrera pura y dura; toda esa juventud con motos haciendo ruido con los tubos de escape preparados para ello, recorriendo a gran velocidad las estrechas calles poniendo en riesgo la seguridad de ancianos y niños; violentos con la gente, violentos entre ellos, siempre consumiendo drogas a la vista de todo el mundo; ignorantes desertores del sistema de educación; imposible el diálogo con ellos, tenían el barrio infectado de puntos de droga y de venta de artículos robados, las plazas sucias y peligrosas fueron abandonadas por los viejitos y sus tertulias a la sombra de los árboles; hostigaban todas las tardes a las mujeres que se reunían en el Taller de Manualidades, incluso a la señora Dolores la amenazaron en muchas ocasiones y un día de Reyes, un niño en moto de 14 años se llevó a una de sus nietas a dar un paseo y la violó en las tapias del cementerio. La mayoría del barrio, hombres y mujeres, defendieron al muchacho.  Fue una etapa terrible la que llegó con el ladrillo. Mientras, los hijos e hijas de las llamadas clases medias, de empleados públicos, propietarios medianos o grandes de tierras o negocios, llegaban uniformados de los colegios privados…
Matizo que en ambos “bandos” hubo excepciones; estoy reflejando la situación general y les comento que no vivo en Nueva York, ni mi barrio se llama Harlem. Nuestro pueblo es un municipio del área metropolitana de Granada, por entonces próximo a los 10.000 habitantes, con una fuerte tradición de lucha obrera y popular. Mi barrio, llamado “de los alemanes” porque las casas las fueron comprando los emigrantes del pueblo que estaban en Alemania, tiene una población estable, los vecinos y vecinas nos conocemos desde principios de los años 80.
El ojo analítico de mi amigo Fernando observaba este panorama y sacaba sus propias conclusiones. Conociendo mi ideología y los debates que mantuvimos en nuestra común trinchera de la lucha antifranquista, no quiso abandonar el pueblo sin dejarme una nota en el buzón de correos. Era simple pero demoledora: “Niña, he estado dando vueltas por el barrio y no puedo regresar a Málaga sin preguntarte si aún sigues creyendo en el “sujeto histórico”.
No pude más que reírme y volver a maldecirlo con cariño pero en silencio, como cuando éramos jóvenes y nos enfrentábamos en las asambleas de facultad.
Lo malo, Fernando, es que tengo que contestarte que SÍ, QUE SIGO CREYENDO QUE SIN SUJETO HISTÓRICO NO HAY TRANSFORMACIÓN Y QUE EL NÚCLEO DE ESE SUJETO HISTÓRICO NO PUEDE SER OTRO QUE LA CLASE OBRERA.

Roete Rojo




[i] El Güaire es el río principal de Caracas.

jueves, 28 de agosto de 2014

EL ESPEJISMO DE LA IZQUIERDA CAUTIVA (Comentarios a los resultados electorales en España, 2003)

Estoy rescatando textos antiguos. Me encontré con éste, justo cuando estaba escribiendo sobre los últimos resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA) y sobre los resultados del último estudio sobre intención de voto, realizado por el Instituto Nacional de Estadística. ¡Resulta tan difícil comprender lo que hoy está pasando a niveles políticos en el Estado español, sin echar una mirada reflexiva a nuestro pasado más reciente! Por eso decidí publicar en el blogs mis comentarios sobre los resultados de las elecciones municipales de 2003; también autonómicas en algunas Comunidades. Recuerdo muy bien la coyuntura: estaba harta de ser la agorera de todas nuestras amistades que vaticinaban un triunfo de las izquierdas, dado el nivel de movilizaciones populares que se habían sucedido. Por desgracia, los peores augurios se confirmaron. Con un 32.33% de abstención, el PSOE obtuvo 7.999.178 votos (34.38%), el PP, 7.875.762 (33.85) e IU, 1.394.871 (5.99), respectivamente. Por las características de nuestra Ley Electoral, el PP obtuvo mayor número de concejales, ganando en 35 de las 52 capitales de provincia, en 27 de ellas por mayoría absoluta; ganó igualmente en 9 de las 13 Comunidades Autónomas, que fueron a elecciones.


            Con más de un 30% de abstención , el Partido Popular puede estar satisfecho con los resultados obtenidos en las elecciones municipales (y autonómicas en algunas Comunidades), celebradas el domingo 25 de mayo.
            En los meses previos, se produjeron  multitud de movilizaciones, con una participación masiva y presencia importante de la juventud: contra la Ley de Ordenación Universitaria, contra la reforma de la Ley de Extranjería; Huelga General para frenar la última contrarreforma laboral impulsada por el Gobierno del PP. A lo que habría que sumar el impacto que la catástrofe del “Prestige” produjo y la responsabilidad no asumida del Gobierno.
            Las elecciones se convocaban, pues, en el peor momento para el Partido Popular, en medio de una impugnación constante a políticas internas e internacionales. La Contracumbre de Barcelona, el Foro Transatlántico o la Contracumbre de Sevilla aguaron los “festejos” de la Presidencia española de la Unión Europea, durante el 2002.
            Desde principios de 2003 mucha gente sacaba conclusiones sobre cómo afectaría la contestación social sobre los resultados electorales de mayo. Cierto que es difícil vivir sin esperanzas y que el optimismo histórico es necesario en cualquier empresa transformadora. Pero ese optimismo no puede arrasar con la experiencia y la memoria histórica de las últimas décadas.
Tan acostumbrada la izquierda a hacer tabla rasa con el pasado sin pararse a medir las consecuencias últimas de su irresponsabilidad, ha olvidado que durante los años de gobiernos del PSOE, también se produjeron movilizaciones multitudinarias (4 Huelgas Generales; luchas muy radicalizadas en las comarcas afectadas por procesos de reconversión industrial y la más politizada de todas, con motivo del ingreso de España en la OTAN), sin que ello afectara al panorama electoral.
            Sociológicamente, nos guste o no, el mapa de España rezuma conservadurismo por muchos de sus poros. Conservadurismo que es expresión del grado de asentimiento, de consenso que diría Gramsci, alcanzado por el sistema de dominación salido de la “Transacción Política”. Conservadurismo acrecentado durante los gobiernos del PSOE, cuando sectores que habían creído en la política del “cambio” comprobaron el carácter antiobrero y antipopular de sus gobiernos. El conservadurismo, como fenómeno de masas, sienta sus raíces, además,  en una situación de inestabilidad e incertidumbre económica, que lanza a miles de trabajadores y trabajadoras al desempleo y la exclusión pero que permite a otros la locura del endeudamiento en base a jornadas y condiciones de trabajo desconocidas por las generaciones anteriores. El conservadurismo se expresa como miedo a cualquier cambio, una necesidad de agarrarse a lo que hay, una negación al compromiso o la simple sorpresa.
            En el subconsciente quedan aún demasiados sedimentos producto de décadas de fascismo paternalista. Pervive la pleitesía ante el poder, la aceptación de la corrupción generalizada; el caciquismo ha sobrevivido como superestructura una vez desaparecidas las condiciones económicas que lo sustentaban. Sólo desde este análisis resulta comprensible el apoyo electoral al PP en Galicia o el castigo recibido por el Bloque Nacionalista Gallego en las zonas más afectadas por el chapapote. La pregunta que se han hecho los afectados por la marea negra ha sido: ¿Quién va a gestionar las ayudas prometidas? La respuesta en forma de apoyo electoral es clara y significativa.
            No quiso la izquierda cautiva hacer una valoración rigurosa de los límites de las movilizaciones contra la intervención en Irak. De haberlo hecho hubiese sido más cautelosa en sus expectativas; craso error electoralista pues un gran sector de los movilizados no estaba pensando su protesta y lucha en esos términos. Muy al contrario su protesta y lucha incluía también su desprecio a un sistema electoral en el que para nada se sienten representados, así como su desprecio más o menos elaborado a los partidos del sistema. En un cartel de una organización estudiantil granadina, tras las movilizaciones contra la LOU, pudimos leer: “Yo voto, tu votas, el vota, nosotros votamos, vosotros votáis y ellos deciden”.
            Las movilizaciones, objetivamente extraordinarias, deberían haber servido, por el contrario, para un cambio de mentalidad y estrategia de aquellos que se reclaman de izquierdas. Cambios en profundidad y no “afeites” engañosos que resultaron engañar solo a ellos mismos…¿Cómo olvidar que los que hoy levantan la bandera contra la guerra ayer nos metieron en la OTAN? Los estudiantes pudieron comprobar cómo los Claustros que defendieron la desobediencia ante la LOU pasteleaban meses después con el Ministerio de Educación para su aplicación; los trabajadores y las trabajadoras movilizadas por los sindicatos han visto cómo sus derechos son suprimidos a nivel de empresa, etc. Todos hemos podido comprobar cómo Gobierno y oposición atacaban los derechos democráticos del pueblo vasco, incluidos los de asociación con fines electorales.
            Magníficas movilizaciones que reclaman otro modo de entender la democracia y la participación democráticas. Que señalan la necesidad de bajar al cuerpo social y desplegar todos los esfuerzos en el camino de la vertebración y estabilización del movimiento popular. En fin: el siempre camino difícil de organizar al pueblo para disputarle la hegemonía al bloque en el poder.
            Todo hijo de vecino se ha permitido una valoración de los resultados electorales. Ninguno ha mencionado la curiosa situación producida en relación a las elecciones municipales de 1931 que, sin haberlo propuesto nadie, acabaron proclamando la II República: la derecha ganó en número de votos pero en las zonas rurales y en el interior del país; las izquierdas ganaron en las grandes ciudades donde supuestamente, pasados más de 70 años, siguen viviendo, y en mayor número, los sectores de mayor vitalismo político y social. En estas elecciones municipales de 2003, la derecha ha barrido en las grandes ciudades y la izquierda, a duras penas ha mantenido su mayoría en las zonas rurales y en el interior. Curiosos resultados que exigirían algo más que palabras altisonantes.
            En Andalucía los herederos del fascismo histórico han reconquistado, entre otras ciudades, la de Granada. Los datos definitivos se hacían públicos justo el 26 de mayo, en el 172 aniversario de la ejecución a garrote vil de Mariana Pineda por haber defendido los ideales republicanos y la libertad.
           
En Granada, mayo de 2003
Roete Rojo